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miércoles, 3 de diciembre de 2008

LA PRENSA EN EL BANQUILLO.

Otro tema que ha levantado polvo estos días en el caso de los Petroaudios, es si el periodista Pablo O’ Brien, quien hizo llegar los audios a los medios de comunicación, debería ser denunciado por no revelar sus fuentes.
No olvidemos que la constitución es clara y respalda nuestro derecho a guardar el nombre de la fuente. Así como nos respaldan organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos y la Declaración de Chapultepec, que defiende los principios del ejercicio del periodismo.
En todo momento, los periodistas tenemos la obligación de guardar el secreto profesional, en caso de conocer a la fuente, de proteger su nombre y guardar su identidad. Ya que las fuentes son la base de una prensa clara y transparente para trabajar temas de interés público y nacional, y que nos ayudan como en este caso, a destapar la corrupción en el país.
La inviolabilidad de las fuentes es un principio ético de nuestra profesión, y por callar no se puede encerrar a un periodista ya que ello seria inviable.
Esperemos que el procurador Julio Ubillus contemple la inconstitucionalidad de la revelación de las fuentes.

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